Máster de Educación Secundaria 2010/11: ¿Seguimos igual?

"El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra"




   Todos conocemos esta sentencia; a todos se nos ha justificado o hemos justificado una acción errónea mediante la misma pero ¿tiene derecho el docente a obviar su experiencia o la experiencia de aquellos que le precedieron para recaer en los infructuosos errores del pasado -quiero decir- tiene derecho a comportarse como un animal? Ninguno de nosotros respondería que sí a esta cuestión, que, por otro lado, es retórica, pero muchos de nosotros cometeríamos el mencionado error sin darnos cuenta.

   Es el caso que a nuestros compañeros filólogos del Máster de Educación les han vuelto a "castigar" con la elaboración de una programación didáctica para un curso de ESO. El profesor en cuestión, que ya no es profesora y que ha llegado muy pero que muy avanzado el curso, ha decidido esto sin encomendarse a Dios o al Diablo o, lo que es peor, sin consultar con aquella ajada flor tardía que no sólo propuso lo mismo el año anterior sino que lo aderezó con la confección de una unidad didáctica, también para un curso de la ESO.

   Si este nuevo docente se hubiera tomado la molestia de consultar a su predecesora, sabría que un ejercicio de este tipo plantea numerosos problemas: por un lado, sus alumnos se van a limitar a copiar, cortar y pegar, pedir y reelaborar, -o lo que se quiera- una programación didáctica mientras intentan convencer y convencerse de que, en realidad, el producto final ha sido cosa de ellos; por otro, tan infructuoso y absurdo mandato no va a poder ser corregido por una sencilla razón: el docente, que es un profesor contratado y tiene otro trabajo, no va a tener tiempo para corregir las aproximadamente mil páginas que de forma tan temeraria ha solicitado a sus inexpertos alumnos.

   Lo expuesto ya de por sí sería malo pero lo peor queda aún por decir. Suponiendo, lo cual es mucho suponer, que este personaje sea un profesional en la confección de programaciones y unidades didácticas, cómo no es consciente que la programación ni de un curso ni de cuatro jamás queda o debería quedar a manos de un único docente; no se da cuenta de que, si esto fuera así, aún redactando con la plantilla de las editoriales, quienes pagarían las consecuencias serían los alumnos; no que muchos pares de ojos ven más que uno, que muchas mentes unidas valen más que una; que una programación, sea del tipo que sea debe estar contextualizada porque para lo otro ya están los decretos reales o irreales. Acaso, ¿lo que quiere es que mis compañeros copien el decreto en una orgía de contenidos y competencias que aún no están en disposición de entender y mucho menos de asimilar porque aún no se les ha formado en ello -sí, el día 28 de octubre fue su primer día de clase-?

   Antes de haber realizado tan absurda demanda, este docente debería haberse reunido con sus compañeros de departamento -para eso están las redes de formación-, haberse interesado por la marcha del curso anterior, del malestar que generaron decisiones de este tipo, haberse concienciado de que este máster es mucho más que una preparación a una posible oposición, en definitiva, que este máster no es -repito- no es el CAP; debería haberse informado de la realidad de los departamentos de lengua y literatura, ya que parece estar dormido cuando asiste a las reuniones del suyo y, ante todo, debería saber que él está ahí para abrir puertas y no para cerrarlas con una mala praxis. De esta forma, evitaría tropezar -como tropezará- con la misma piedra que tropezó nuestra denostada flor el pasado año.


Luis F. Güemes,
en Alicante a 30 de octubre de 2010.

A Marcelino


Me entristece tu marcha, compañero, mas cumpliste uno a uno con tus años para con tus hermanas y hermanos obreros. En la muerte, encontrarás esa justicia que anhelabas y que nos hace a todos tan humanos: el premio del reposo, la conciencia del todo y de la nada.

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